Aquí tenéis un extracto:
Dinamismo, luz, estilo: así es la Bagdad de hoy. Los coches bomba han dejado paso a las carreras de coches. El Museo Nacional, que fue objeto de pillaje, ha sido rehabilitado y ha reabierto sus puertas al público. Y las jóvenes, que antes eran obligadas a llevar la cabeza cubierta, pueden volver a lucir la ropa que les gusta.
Y el enlace al artículo publicado en LibertadDigital:
IRAK
La "locura" de Bush no era tal: estamos ganando
Por Jeff Jacoby
"Mercados sin bombas. Hummers sin armas. Helados al caer la noche. Calles llenas de todo menos de miedo": Así arrancaba la crónica que mandó desde Irak Terry McCarthy el pasado día 15 a la ABC, y que formaba parte del especial que emitió la referida cadena esa semana a cuenta del sexto aniversario de la invasión. |
En su pieza, McCarthy informaba de que, según se desprendía de una encuesta llevada a cabo en todo el territorio iraquí, el 60% de la población del país asiático "espera que las cosas vayan mejor el año que viene", porcentaje "casi tres veces [superior]" que el registrado hace año y medio. Y agregaba: "Los iraquíes están descubriendo poco a poco que tienen un futuro. Volamos hacia el sur, rumbo a Basora, donde el 94% dice que sus vidas marchan bien. Allí, el petróleo abunda. Y el dinero".
En otra de sus informaciones, McCarthy describía la capital iraquí como "una ciudad renacida":
En otra de sus informaciones, McCarthy describía la capital iraquí como "una ciudad renacida":
Dinamismo, luz, estilo: así es la Bagdad de hoy. Los coches bomba han dejado paso a las carreras de coches. El Museo Nacional, que fue objeto de pillaje, ha sido rehabilitado y ha reabierto sus puertas al público. Y las jóvenes, que antes eran obligadas a llevar la cabeza cubierta, pueden volver a lucir la ropa que les gusta.
Una de esas jóvenes es la estudiante de odontología Hiba al Jassin, que huyó de la horrible violencia de Bagdad hace dos años y que al volver, el pasado otoño, se encontró una ciudad completamente cambiada. "Simplemente, soy optimista –le confiesa a McCarthy–. Creo que vamos por el buen camino".
ABC no ha sido la única en hacerse eco de las buenas nuevas procedentes de aquel país. "En Irak, las bajas en combate se situán en su cota más baja de los últimos seis años", podía leerse en la portada del USA Today el pasado día 18. Según este rotativo, el número de soldados caídos en combate en los dos primeros meses del año fue de 15, cifra que representa una cuarta y una décima parte de las registradas en el mismo periodo de los años 2008 y 2007, respectivamente.
La disminución del número de bajas en combate es un fiel reflejo de la disminución de la violencia en general, que ha caído un 90% desde que el ex presidente Bush ordenara al general David Petraeus la puesta en marcha de la nueva estrategia contra la insurgencia –el surge–, a principios de 2007. Hasta en el norte de Irak, donde siguen actuando algunos terroristas de Al Qaeda, los ataques han descendido un 70%.
La reconciliación y los acuerdos políticos son fruto de la mejora experimentada en materia de seguridad. El Gobierno democrático sigue madurando, y las lealtades étnicas y religiosas empiezan a ceder terreno en el terreno político.
El principal político chií y primer ministro del país, Nuri al Maliki, ha fraguado una alianza con el prominente líder suní Saleh al Mutlak. Se trata de un acontecimiento que, dice el Washington Post, sugiere "la emergencia de un nuevo eje de poder en Irak sobre la base del nacionalismo y de un Gobierno central fuerte"; sería éste un cambio extraordinario con respecto a las pasiones sectarias que bañaron Irak en sangre en 2006 y 2007.
Como recuerda el corresponsal del Post Anthony Shadid, el partido de Maliki cosechó importantes victorias en las recientes elecciones provinciales; el primer ministro renunció a los eslóganes islamistas que esgrimió en el pasado en beneficio de "una plataforma que descansaba sobre la ley y el orden". Maliki, que llegó a ser famoso por su chiismo intransigente, llama ahora a dejar atrás las rencillas con los seguidores del partido de Sadam Husein, el Baaz, en su inmensa mayoría suníes.
Las elecciones provinciales representaron un nuevo golpe a la idea de que la democracia constitucional y la cultura árabe son incompatibles. Más de 14.000 candidatos, pertenecientes a 400 partidos políticos, optaron a los 440 bancas que estaban en juego. De acuerdo, Irak no es precisamente una república jeffersoniana de hombres libres, pero en los últimos seis años ha pasado de ser una de las tiranías más brutales del planeta a un referente del pluralismo democrático en el corazón del mundo árabe.
Durante mucho tiempo, los detractores de la guerra de Irak y del presidente que la desencadenó insistieron en que nada de esto era posible: la guerra estaba perdida, no había solución militar a las matanzas sectarias, el incremento de tropas no haría sino agravar las cosas... La victoria no es una opción, afirmaban los críticos: la única opción era dividir Irak y hacer las maletas. Vez tras vez se decía que la guerra sería eternamente recordada como la locura de Bush, o incluso como el peor error de política exterior cometido jamás por EEUU.
Aún hoy hay quien, cegado por el partidismo o la ideología, es incapaz de reconciliarse con la realidad y pronunciar las palabras "victoria" e "Irak" en la misma frase. Pero lo cierto es que, seis años después, estamos cantando victoria. Como ocurre en todas las guerras, el precio ha sido superior al que hubiéramos deseado pagar; pero el de la derrota habría sido muchísimo más oneroso.
JEFF JACOBY, columnista del Boston Globe.
Me apetecía mucho poder leer esto dos años después de haber vencido al terrorismo en Irak.
GO AHEAD, MAKE MY DAY.
ABC no ha sido la única en hacerse eco de las buenas nuevas procedentes de aquel país. "En Irak, las bajas en combate se situán en su cota más baja de los últimos seis años", podía leerse en la portada del USA Today el pasado día 18. Según este rotativo, el número de soldados caídos en combate en los dos primeros meses del año fue de 15, cifra que representa una cuarta y una décima parte de las registradas en el mismo periodo de los años 2008 y 2007, respectivamente.
La disminución del número de bajas en combate es un fiel reflejo de la disminución de la violencia en general, que ha caído un 90% desde que el ex presidente Bush ordenara al general David Petraeus la puesta en marcha de la nueva estrategia contra la insurgencia –el surge–, a principios de 2007. Hasta en el norte de Irak, donde siguen actuando algunos terroristas de Al Qaeda, los ataques han descendido un 70%.
La reconciliación y los acuerdos políticos son fruto de la mejora experimentada en materia de seguridad. El Gobierno democrático sigue madurando, y las lealtades étnicas y religiosas empiezan a ceder terreno en el terreno político.
El principal político chií y primer ministro del país, Nuri al Maliki, ha fraguado una alianza con el prominente líder suní Saleh al Mutlak. Se trata de un acontecimiento que, dice el Washington Post, sugiere "la emergencia de un nuevo eje de poder en Irak sobre la base del nacionalismo y de un Gobierno central fuerte"; sería éste un cambio extraordinario con respecto a las pasiones sectarias que bañaron Irak en sangre en 2006 y 2007.
Como recuerda el corresponsal del Post Anthony Shadid, el partido de Maliki cosechó importantes victorias en las recientes elecciones provinciales; el primer ministro renunció a los eslóganes islamistas que esgrimió en el pasado en beneficio de "una plataforma que descansaba sobre la ley y el orden". Maliki, que llegó a ser famoso por su chiismo intransigente, llama ahora a dejar atrás las rencillas con los seguidores del partido de Sadam Husein, el Baaz, en su inmensa mayoría suníes.
Las elecciones provinciales representaron un nuevo golpe a la idea de que la democracia constitucional y la cultura árabe son incompatibles. Más de 14.000 candidatos, pertenecientes a 400 partidos políticos, optaron a los 440 bancas que estaban en juego. De acuerdo, Irak no es precisamente una república jeffersoniana de hombres libres, pero en los últimos seis años ha pasado de ser una de las tiranías más brutales del planeta a un referente del pluralismo democrático en el corazón del mundo árabe.
Durante mucho tiempo, los detractores de la guerra de Irak y del presidente que la desencadenó insistieron en que nada de esto era posible: la guerra estaba perdida, no había solución militar a las matanzas sectarias, el incremento de tropas no haría sino agravar las cosas... La victoria no es una opción, afirmaban los críticos: la única opción era dividir Irak y hacer las maletas. Vez tras vez se decía que la guerra sería eternamente recordada como la locura de Bush, o incluso como el peor error de política exterior cometido jamás por EEUU.
Aún hoy hay quien, cegado por el partidismo o la ideología, es incapaz de reconciliarse con la realidad y pronunciar las palabras "victoria" e "Irak" en la misma frase. Pero lo cierto es que, seis años después, estamos cantando victoria. Como ocurre en todas las guerras, el precio ha sido superior al que hubiéramos deseado pagar; pero el de la derrota habría sido muchísimo más oneroso.
JEFF JACOBY, columnista del Boston Globe.
Me apetecía mucho poder leer esto dos años después de haber vencido al terrorismo en Irak.
GO AHEAD, MAKE MY DAY.
No hay comentarios:
Publicar un comentario