sábado, 16 de octubre de 2010

El partido descentrado

El PP se cataloga de partido de centro, pero haciendo un juego de palabras sencillo, podríamos decir que en ninguna de las polémicas actuales se centra en la cuestión clave. En el debate sobre la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, una y otra vez se refiere únicamente a la defensa de las corridas. La última demostración de la falta de acierto del PP, o peor, de principios, la vimos en las sesiones del senado en las que se habló del tema. Decía el senador del PP que era mejor para un toro vivir en el campo y morir en la plaza que sufrir el "correbous". Por lo menos no desviaron el debate hacia la crisis económica, que es de lo único que habla el PP, haciendo constar el número de empleos que se pierden con las corridas. La prohibición de las corridas en Cataluña se debe exclusivamente al deseo de erradicar todo símbolo español o que huela a español de esta región. A los nacionalistas, PSOE-PSC, CIU, ERC y demás, les importa muy poco el sufrimiento del toro. Habrá algunos políticos de estas formaciones a los que de verdad les desagrada el toreo pero la clave es la desaparición de una fiesta que cuando se llama nacional se refiere a España y no a Cataluña. Las corridas de toros han desaparecido prácticamente de Cataluña sin necesidad de presiones. Solo la llegada de grandes toreros hacía que la plaza de Barcelona se llenara. Pero los nacionalistas quieren dejar claro que no se va a permitir ningún símbolo español. La excusa del maltrato animal es tan buena como otra. No es lo fundamental. Tan claro está que el senador de Entesa le espetó al del PP que las corridas de toros fueron impuestas durante el franquismo. Es decir, para el senador nacionalista las corridas representaban a España y por eso Franco las impuso a los catalanes. Antes tal claridad de intenciones, nada dirá el PP. Seguirán centrados en los que creen que más importa a los españoles, o sea, la crisis económica, sólo porque realmente en lo que están centrados es en la conquista del poder. Aunque lo más importante, incluso más que la crisis, sea la descomposición de la nación española. 

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